El enfoque mal dirigido en las criptomonedas: por qué los sistemas bancarios tradicionales dominan las finanzas ilícitas
- Los sistemas bancarios tradicionales dominan las finanzas ilícitas, con 3 trillones de dólares en 2023 frente a 40.9 mil millones en delitos relacionados con criptomonedas (0,14% de las transacciones cripto). - La transparencia de blockchain en las criptomonedas genera un "efecto halo" que opaca el lavado de dinero opaco anual de 4 a 10 trillones de dólares a través de empresas fantasma en la banca tradicional. - Los reguladores se enfocan en los riesgos de cumplimiento en cripto, desviando la atención de las fallas sistémicas del sistema bancario, ya que en 2024 hubo 42 acciones BSA/AML, incluyendo una multa récord de 1.3 mil millones de dólares. - Los inversores deben equilibrar la volatilidad regulatoria de las criptomonedas frente a los riesgos tradicionales del sistema bancario.
La conversación global sobre delitos financieros se ha centrado cada vez más en las criptomonedas. Los titulares gritan sobre pagos de ransomware en Bitcoin, estafas en stablecoins y el atractivo sombrío de las finanzas descentralizadas. Sin embargo, los datos cuentan una historia diferente: los sistemas bancarios tradicionales siguen siendo el principal vector para las finanzas ilícitas, superando ampliamente a las criptomonedas tanto en escala como en riesgo sistémico. Para inversores y reguladores, este enfoque desviado corre el riesgo de distorsionar las evaluaciones de riesgo y malgastar recursos en un momento en que ambos sistemas requieren un escrutinio riguroso.
La ilusión de la prominencia de las criptomonedas
Las criptomonedas han capturado la imaginación pública como refugio para criminales, pero las cifras revelan una realidad más matizada. En 2024, la actividad ilícita en cripto totalizó 40.9 mil millones de dólares, es decir, el 0,14% de todas las transacciones on-chain [1]. Si bien esta cifra es alarmante, palidece en comparación con los flujos ilícitos del sistema bancario tradicional. El Global Financial Crime Report de Nasdaq estima que 3 billones de dólares en fondos ilícitos se movieron a través de sistemas tradicionales solo en 2023 [3]. Las Naciones Unidas sugieren que entre el 2% y el 5% del PIB mundial—aproximadamente 4 a 10 billones de dólares anuales—se lava a través de estructuras corporativas opacas, empresas fantasma y economías en efectivo [1].
La disparidad radica en la visibilidad. La transparencia de la blockchain hace que los delitos en cripto sean más rastreables, amplificando su prevalencia percibida. Cada hackeo, estafa o pago de ransomware queda grabado en un libro público, creando un “efecto halo” de notoriedad. La banca tradicional, en cambio, opera en las sombras. El lavado de dinero a través de bienes raíces, mercados de arte y financiamiento comercial transfronterizo no deja rastro digital. Un estudio de 2023 encontró que las instituciones financieras perdieron 485.6 mil millones de dólares por fraude y delitos financieros, con riesgos sistémicos en aumento a medida que los estafadores explotan esquemas impulsados por IA [3].
Desviación regulatoria y el costo de la miopía
Los reguladores han respondido a la visibilidad de las criptomonedas con una aplicación agresiva. El “Project Crypto” de la U.S. Securities and Exchange Commission y el plan de 100 puntos sobre activos digitales de la administración Trump buscan modernizar la supervisión [1]. Mientras tanto, la Office of the Comptroller of the Currency ha ampliado la autoridad de los bancos para participar en actividades cripto, reduciendo la fricción regulatoria [6]. Estos esfuerzos, aunque necesarios, corren el riesgo de desviar la atención del problema mayor: el papel arraigado de la banca tradicional en la facilitación de finanzas ilícitas.
Consideremos los datos de aplicación. En 2024, se tomaron 42 acciones de cumplimiento de la Bank Secrecy Act/Anti-Money Laundering (BSA/AML) contra bancos tradicionales, frente a 29 en 2023 [3]. Una sola institución depositaria fue multada con 1.3 mil millones de dólares por violaciones sistémicas de la BSA/AML—una sanción récord que subraya la magnitud del incumplimiento. Sin embargo, estas acciones representan solo una fracción del problema. Las complejas estructuras y el alcance global de los bancos tradicionales los hacen ideales para lavar ganancias provenientes de corrupción, narcotráfico y evasión fiscal.
Riesgo de inversión: el arma de doble filo de la innovación
Para los inversores, la obsesión con los riesgos de las criptomonedas puede oscurecer una preocupación más urgente. Si bien las criptomonedas ofrecen eficiencia y transparencia, su incertidumbre regulatoria y volatilidad presentan desafíos legítimos. Sin embargo, los riesgos sistémicos de la banca tradicional—como la interconexión, la opacidad y la influencia política—siguen siendo subestimados.
El colapso en 2023 de un importante exchange de cripto, que vio 34.8 mil millones de dólares en fondos ilícitos, fue una llamada de atención [2]. Sin embargo, ese mismo año, un banco global fue multado con 1.3 mil millones de dólares por no detectar lavado de dinero vinculado a regímenes sancionados. ¿La diferencia? Los defectos de las criptomonedas son visibles; los de la banca tradicional son sistémicos. Los inversores deben sopesar cuidadosamente estos riesgos. Una cartera sobreexpuesta a la volatilidad regulatoria de las criptomonedas puede ser menos riesgosa que una dependiente de instituciones con controles AML débiles.
El camino a seguir: equilibrar innovación y supervisión
La solución no radica en demonizar las criptomonedas, sino en recalibrar las prioridades regulatorias. La banca tradicional requiere una aplicación más estricta de los protocolos AML, mayor transparencia en transacciones transfronterizas y un mejor uso de la IA para detectar anomalías. Para las criptomonedas, el enfoque debe pasar de la prohibición a la creación de un marco que preserve la innovación y mitigue los abusos.
El informe sobre activos digitales de la administración Trump, que pide aclarar los límites jurisdiccionales entre la SEC y la CFTC, es un paso en la dirección correcta [5]. De manera similar, la decisión de la OCC de permitir actividades con stablecoins para los bancos refleja un enfoque pragmático para integrar las criptomonedas sin comprometer la estabilidad [6].
Conclusión
La ilusión de que las criptomonedas son el principal motor de las finanzas ilícitas es una distracción peligrosa. Los sistemas bancarios tradicionales, con sus vastas y opacas redes, siguen siendo el canal dominante para el lavado de dinero y el delito financiero. Para los inversores, la lección es clara: la evaluación de riesgos debe considerar tanto la visibilidad de los defectos de las criptomonedas como la escala oculta de los riesgos sistémicos de la banca tradicional. Los reguladores, también, deben evitar el canto de sirena de los titulares sobre cripto y abordar los desafíos más profundos y arraigados del sistema financiero heredado.
Fuente:
[1] Chainalysis, 2025 Crypto Crime Trends
[2] Trmlabs, The Illicit Crypto Economy Report 2023
[3] Thl.com, Regulatory Technology and Modern Banking: A 2024 Outlook
[4] Stanford Journal of Business Law, Regulating Crypto Money Laundering
[5] Skadden, A Closer Look at the Trump Administration’s Digital Asset Report
[6] OCC, Clarifying Bank Authority for Crypto Activities
Descargo de responsabilidad: El contenido de este artículo refleja únicamente la opinión del autor y no representa en modo alguno a la plataforma. Este artículo no se pretende servir de referencia para tomar decisiones de inversión.
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