Del buscador al futuro financiero: Google se prepara para reinventar el flujo de valor con blockchain
La historia comienza con una página en blanco y una barra de búsqueda. Su próximo capítulo podría ser un libro contable que nadie ve pero que todos usan.
Traducción del artículo: Block unicorn
Las canciones de Britney Spears sonaban en todas las radios, “The Matrix” nos hacía cuestionar la realidad y adolescentes de todo el mundo grababan CDs para crear sus propios mixtapes. Internet seguía siendo torpe, había que conectarse a través de un chirriante sonido de dial-up, pero ya empezaba a infiltrarse en la vida cotidiana. Era finales de los años 90.
Ya existían motores de búsqueda, pero parecían y se sentían caóticos. El directorio de Yahoo era como una versión digital de las páginas amarillas, mientras que AltaVista y Lycos arrojaban largas listas de enlaces, rápidas pero desordenadas. Encontrar la información que necesitabas solía ser una tarea ardua.
Entonces apareció una pantalla blanca, con una caja de búsqueda limpia y dos botones: “Google Search” y “I’m Feeling Lucky”. Una vez que la gente lo probó, no volvió atrás.
Esa fue la primera “magia” de Google. ¿El resultado? La creación de Larry Page y Sergey Brin convirtió la palabra “Google” en sinónimo de buscar información. Cuando olvidás alguna teoría de física, decís “¡Googlealo!”. “¿Querés aprender a hacer el nudo perfecto de corbata? ¿Por qué no googlear cómo hacerlo?”
De la noche a la mañana, buscar datos, encontrar negocios e incluso aprender a programar se volvió algo natural.
La empresa repitió esta estrategia con Gmail, Android y los servicios en la nube. Cada vez, transformó lo caótico en algo tan simple y confiable que hasta resultaba aburrido.
En cada campo que hoy domina, Google no fue el primero en llegar, pero rápidamente se convirtió en el líder. Gmail no fue el primer servicio de correo electrónico, pero cuando los competidores aún limitaban el almacenamiento a megabytes, ofreció gigabytes. Android no fue el primer sistema operativo móvil, pero se volvió el pilar de los smartphones económicos a nivel global. Aquellos que lo rechazaron quedaron en el olvido. ¿Te acordás de Nokia?
Los servicios en la nube tampoco fueron la primera solución de hosting, pero ofrecieron la confiabilidad que hizo que startups y bancos apostaran por ellos.
En cada categoría, Google convirtió tecnologías caóticas y primitivas en infraestructura predeterminada.
Eso fue en los últimos treinta años. Hoy, Google está haciendo algo paradójico.
Se está preparando para construir sobre una innovación que alguna vez se pensó que reemplazaría a estos gigantes tecnológicos: blockchain. Con su propia blockchain de capa uno, este gigante tecnológico intenta replicar en el mundo del valor lo que logró durante décadas en el mundo de la información.
A través de Google Cloud Universal Ledger, la empresa busca ofrecer a las instituciones financieras una blockchain interna de capa uno “eficiente, confiable, neutral y compatible con contratos inteligentes basados en Python”.
Mercados líderes mundiales de derivados como CME Group ya han comenzado a explorar la tokenización y los pagos usando esta cadena, según Rich Widmann, jefe de estrategia Web3 de Google.

¿Por qué construir una blockchain interna ahora?
Porque los canales de dinero necesitan ser reparados.
En 2024, el volumen ajustado de transacciones de stablecoins superó los 5 trillones de dólares, superando los 1.68 trillones anuales de PayPal y solo por detrás de los 13.2 trillones anuales de Visa.

Sin embargo, los pagos transfronterizos todavía tardan días en liquidarse, cuestan porcentajes de dos dígitos y dependen de sistemas obsoletos. The Economist señala que, si no se cambia, la ineficiencia en las liquidaciones podría costar 2.8 trillones de dólares anuales para 2030.
Google quiere empezar con stablecoins, pero su objetivo es mucho más ambicioso. “Las stablecoins son solo el punto de partida. La verdadera oportunidad está en tokenizar activos del mundo real más amplios y construir aplicaciones financieras programables sobre infraestructura abierta”, escribió Google en su blog.
¿Quién lo va a usar?
Este libro mayor es permissionado. Todos los participantes deben pasar verificación KYC. Los contratos inteligentes se ejecutan en Python, un lenguaje ya familiar para los ingenieros financieros. El acceso es a través de una API, ya integrada en los servicios existentes de Google Cloud.
La industria es escéptica respecto a la etiqueta de “infraestructura neutral”. No me sorprende la duda cuando un gigante tecnológico que construyó su imperio mediante el control centralizado de datos ahora afirma ofrecer una “blockchain neutral”.
¿Qué diferencia a Google, además de su escala? Según Widmann, Google será la plataforma sobre la que otras empresas financieras puedan desarrollarse. “Tether no va a usar la blockchain de Circle, y Adyen probablemente tampoco la de Stripe. Pero cualquier institución financiera puede trabajar con GCUL.”
El Tempo de Stripe naturalmente favorece a los comercios de Stripe. Arc de Circle está construido alrededor de USDC. El argumento de Google es que no tiene un negocio de pagos o stablecoins en competencia, por lo que puede ofrecer una solución confiable que otras empresas podrían adoptar.

Google tampoco es el primero en esta categoría. Otros gigantes empresariales ya han construido sus propias blockchains.
Libra de Meta (antes Facebook), luego renombrada como Diem, prometía lanzar una stablecoin global, pero nunca vio la luz. Los reguladores la bloquearon, advirtiendo que podría socavar la soberanía monetaria. Para enero de 2022, los activos del proyecto fueron vendidos.
Corda de R3 e Hyperledger Fabric de IBM crearon plataformas confiables, pero no lograron escalar más allá de alianzas limitadas. Todas son cadenas permissionadas, valiosas para sus patrocinadores, pero no lograron unir a la industria en una vía común, quedando cada una en su propio silo.
La lección es que si todos creen que una empresa controla el protocolo, la red fracasa. Esa es la sombra que se cierne sobre Google.
Pero el primer socio de GCUL, CME Group, nos da una pista sobre la dirección. Si Universal Ledger puede manejar los flujos diarios de la mayor bolsa de derivados del mundo, su escala puede justificar una adopción más amplia. Esto también responde al debate sobre la descentralización.
Los clientes de Google Cloud ya incluyen bancos, fintechs y exchanges. Para ellos, conectarse a Universal Ledger mediante API puede ser tan simple como agregar otro servicio, no cambiar de plataforma. Google también tiene los recursos para mantener proyectos que alianzas pequeñas abandonarían por falta de presupuesto. Así, para instituciones ya integradas en el stack tecnológico de Google, adoptar GCUL puede ser más sencillo que empezar de cero en otro lado.
Para los usuarios minoristas, el impacto será más sutil. No vas a iniciar sesión en una app de Universal Ledger, pero igual vas a sentir su presencia.
Pensá en esos reembolsos que tardan días en llegar, transferencias internacionales atascadas y demoras que ya se han normalizado. Si Universal Ledger tiene éxito, estos problemas podrían desaparecer silenciosamente.
También podés esperar que se expanda a productos cotidianos. Imaginá poder saltarte anuncios de YouTube pagando solo unos centavos, sin suscribirte mensualmente a YouTube Premium; pagar unos centavos por consultas adicionales en Gemini; o pagar almacenamiento en la nube en tiempo real y por uso. El internet subsidiado por publicidad podría pasar silenciosamente a un modelo de pago por uso, dando a los usuarios más opciones en lugar de una sola configuración predeterminada.
Por primera vez, los usuarios podrían elegir entre pagar con su atención o con unos centavos. Las empresas podrían experimentar con microtransacciones antes imposibles, desde pagos en streaming por almacenamiento en la nube hasta resultados de búsqueda premium bajo demanda. Si el modelo GCUL funciona, el imperio de Google podría pasar de depender casi exclusivamente de la publicidad (más del 75% de sus ingresos) a un modelo más flexible y dominado por transacciones.
El debate entre descentralización y centralización seguirá vigente.
No creo que los desarrolladores elijan construir aplicaciones sin permisos en GCUL. Nadie va a montar un yield farm o lanzar memecoins en la plataforma de Google.
Las instituciones que ya usan Google Cloud y otras herramientas empresariales probablemente serán las principales adoptantes de GCUL. El objetivo es claro y práctico: mover valor en internet con menos fricción, reducir la conciliación y ofrecer vías de pago confiables para bancos y empresas de pagos.
Como usuario minorista, no recuerdo cuándo cambié a Gmail. Simplemente se volvió sinónimo de correo electrónico, igual que Google lo es de búsqueda web. Cuando compré mi primer Android, ni sabía que era de Google.
Si Universal Ledger se convierte en infraestructura invisible y fluida, no te va a importar el tema de la descentralización. Solo será esa cosa que funciona bien.
Pero eso no elimina los riesgos.
Google no es ajeno al escrutinio antimonopolio. Los tribunales estadounidenses ya han dictaminado que el gigante tecnológico mantiene un monopolio en búsqueda y publicidad. Construir canales financieros solo aumentará la atención regulatoria. El colapso de Libra demostró que, si los bancos centrales sienten amenazada su soberanía, el proyecto puede desmoronarse rápidamente.
Por ahora, el UCL de Google sigue en testnet. CME Group ya se sumó y otros socios están en negociaciones activas. Google planea un lanzamiento más amplio en 2026. Pero creo que esta ambición no es solo palabrería.
Google apuesta a que puede hacer que el movimiento de dinero sea tan aburrido, confiable e invisible como escribir en una caja de búsqueda.
La historia empezó con una página en blanco y una caja de búsqueda. Su próximo capítulo podría ser un libro mayor que nadie ve, pero que todos usan.
Descargo de responsabilidad: El contenido de este artículo refleja únicamente la opinión del autor y no representa en modo alguno a la plataforma. Este artículo no se pretende servir de referencia para tomar decisiones de inversión.
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